Hace un tiempo que le estoy dando vueltas a una imagen: Messi bajando del autocar del Barça con un libro debajo del brazo. En realidad a quien imagino no es a Messi, sino a Ronaldinho, que representa al cien por cien lo que estéticamente entendemos por mamarracho.
Querido Lionel, no entraré en el tópico de valorarte por lo que los demás te pagan, ni te voy a comparar con cirujanos o ingenieros o pensadores de mucho mérito pero poco prestigio; tampoco voy a criticar el fútbol, espectáculo y negocio que en otros tiempos fue deporte, porque aún me gusta oír los partidos por la radio acompañado por el dulce crepitar de la AM.
Sinceramente ignoro si tienes inquietudes literarias, si te gusta leer, para que me entiendas. Tampoco sé el grado de tus competencias lingüísticas, concretamente en catalán, es decir, si tienes el nivel C, un título que paradójicamente los gurús de la cultura catalana no te exigen como a otros, para que me entiendas. Como decía, hay una imagen recurrente en mi mente: verte bajar del autocar del Barça con un libro debajo del brazo. No importa que sea un gesto producto de una campaña publicitaria. Piensa en la revolución que se produciría en los hábitos de lectura de los niños y adolescentes que te admiran por tu humildad, tu regate, blá, blá, blá. Me encantan Pär Lagerkvist y Pío Baroja, pero empieza, quizás, por un best-seller como El niño con el pijama de rayas; ¿qué tal un tebeo? ¿Mortadelo y Filemón? ¿Cerdos egoístas? ¿Arrugas?
Todos sabemos qué ropa vestís, qué natillas coméis y qué coches conducís, pero nadie sabe qué leéis cuando vais al baño o cuando os metéis en la cama. Un biganador del balón de oro como tú leyendo o transportando a la vista de todos La guerra de los botones sería fantástico; siempre puedes decir que todo comenzó con El Pirata Garrapata o Fray Perico y su borrico.
Miguel Pardeza, ex jugador de Zaragoza y Real Madrid, licenciado en Filología Hispánica, te podría hacer una lista exhaustiva de libros que podrías enseñar a tus fans. Si Adidas te paga 1,7 millones de dólares al año, si tu patrimonio neto es de 250 millones de euros, ¿qué te cuesta acudir a una rueda de prensa con En busca del unicornio debajo del brazo?
Hace pocos días cerraste un contrato de patrocinio con Dolce&Gabbana. A malas, ¿no tienen dinero suficiente Planeta, Alfaguara, Tusquets, Seix Barral, para añadir sus logotipos a los de Pepsi, Gillette, Telefónica, Master Card, Lays y tantas otras marcas a las que alquilas tu imagen?
Sin más me despido de ti, no sin antes animarte a obrar el milagro de promocionar Cien años de soledad.
Atentamente, un fiel colchonero.
no entiendo bien a que te quieres referir…
Me gustaMe gusta